La Mentira de los Cartones

¿Se puede encapsular todo el método científico en unos cartones? No, así tampoco el vasto conocimiento tarológico. Aunque bien puede ser útil el juego de naipes que solemos llamar Tarot (y que nadie sabe con certeza por qué se llama así), el conjunto de información que excede al soporte físico tiende al infinito.

Confundir el Tarot con la tarología es un error. Por ello, el tarólogo no tiene por qué emplear un soporte físico (como los naipes) para el empleo del conocimiento tarológico. Como el filósofo que no necesita un libro en sus manos. El interés por las cartas es principalmente académico: sus arquetipos y constitución permiten observar físicamente una estructura que no lo es, nos facilitan el contacto directo con los arquetipos y símbolos que abarcan. Pero esta arquitectura puede ir más allá de los setenta y ocho arcanos; éstos son sólo el cuerpo que el Tarot tiene para definir con coherencia, solvencia y armonía el conocimiento tarológico. Como un libro o un manual, explica y expresa normas y leyes que la tarología trabaja y emplea. Pero ningún manual contiene todo cuanto su temática dispone. Los libros empiezan y acaban, y así es como el Tarot tiene comienzo y fin, siendo, sin embargo, un precioso compendio de ilustraciones que albergan casi un sinfín de misterios. 

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